Santo
Domingo. El primer viaje internacional realizado por la
institución fue a la denominada “Perla de las Antillas”, La Habana. Mi motivación
llegó al leer la obra “Cuba la Isla Fascinante” de nuestro afamado escritor
Juan Bosh. Un grupo de jóvenes habíamos determinado hacer un viaje
internacional con fines académicos y recursos propios. Mi propuesta inmediata
fue La Habana.
La conocía sin haber ido. La
descripción de Bosh era puntual, detalle a detalle, sus innumerables historias
de piratas, bucaneros, comida, música, baile, los paisajes urbanos, el tabaco,
el ron y su gente.
Realizamos las gestiones de
lugar y programamos un pequeño curso corto sobre “La sociedad cubana, mujer
raza y género, actualización al modelo económico, y el conflicto Cuba-EEE” en
la Cátedra de estudios del Caribe en la Universidad de la Habana.
Viajamos vía Copa. El avión
aterrizó a las 1:13 am en el Aeropuerto Internacional José Martí, el cual tenía
un olor incomparable, fresco a ron, tabaco y café. Sus autoridades muy serviciales.
Alguien ajeno al grupo vocifero mi nombre, a lo que no respondí, suerte que el
actual Vicepresidente de CONERI me desentumedeció y volví a la Habana.
Había un vehículo dispuesto
para nosotros, un señor muy solícito estuvo siempre apegado al grupo, nos ayudó
en todo. Cambiamos algunas monedas y salimos rumbo al hotel, agotados. Las calles
muy alumbradas y limpias.
Eran las siete de la mañana
y ya estábamos tomando café habanero, en espera de nuestra amiga Milagros Martínez,
quien era la encargada al igual que ahora de nuestra capacitación. La primera
clase tuvo carácter reflexivo, se incluyó cultura general y algo de cómo manejarnos
en dicha ciudad. “Asere, Qué Volá” “háganse pasar por campesinos de Santiago”, decía
Milagros. Ya luego entendimos porque.
Perderse en la Habana es una
maravilla, esa emoción la vivimos rumbo al local de clases, entre Séptima y Ocho
en Miramar, nada que comparar con nuestros país, allí las calles son números y
están en “Mojones”.
Comer en la Habana es un
encanto, Ropa Vieja, moros y cristianos, congrí o una Vaca frita. Tomarse una
cerveza Cristal o una Bucanero fuerte, mi favorita, no tiene precio y más si es
ofrecida por nuestra amiga cubana con tumbao, Suzette.
"ASERE
NO AFLOJE QUE TE CAE..."
Culminado el programa académico,
realizamos algunas visitas culturales y académicas. Visitamos el museo Napoleónico,
la plaza José Miguel Gómez, el memorial José Martí, la Plaza de la Revolución, tomamos
un autobús por un costo de 5, 10 y 15 kilos (centavos), los carros costaban 10
pesos cubanos, nos descuidamos y llegamos a pagar 5 Cuc por persona un dineral
allá, subirse en un carro de los 70’s un Almendrón, es como devolver el tiempo.
Bajar en un atardecer al
malecón de la Habana, es encontrarse con el tiempo. La gente baja con guitarras,
ron y cosas pa’ vende. El puerto recuerda el hundimiento del acorazado Maine o
el tradicional trabucazo del Morro a las nueve de la noche.
El regreso, las despedidas,
siempre están llenas de melancolías someras, lo mejor…lo mejor es recordar.
-Y como diría un cubano:
Me Voy bajando
Andrison R. Sánchez
Presidente Ejecutivo de CONERI
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